Poesía ganadora del tercer premio en el concurso «Voces Misioneras, Rumbo a los 40 años de Malvinas» escrito por Patricia Alejandra Gimenez.

Ellas,

cambiaron las faldas por el uniforme,

los zapatos de tacones por borceguís,

el cabello suelto por rodetes con redecillas

o se los cortaron.

Ellas,

tan jóvenes e inexpertas en terreno de guerra,

supieron cuidar, contener, curar, escuchar,

acompañar, abrazar, reír y llorar.

No todas las heridas fueron corporales,

las heridas del alma aun duelen,

aun sangran, aun no cicatrizan.

Ellas,

fueron un poco madres, un poco amigas,

muy confidentes,

más psicólogas, más humanas, más profesionales.

Ellas,

guardan en sus mentes y sus almas

las últimas palabras

a una madre, a una familia, a una novia…

La última mirada…

Malvinas, tu Guerra no solo fue en las Islas,

en el Belgrano…

Sino también en Territorio Nacional.

Ellas,

Heroínas sin Capa,

dormían con el uniforme puesto,

no querían ni podían perder tiempo vistiéndose

mientras llegaban los heridos a cualquier hora,

en cualquier momento…

Ellas,

Nuestras Mujeres Enfermeras de Malvinas,

no mancharon sus botas con lodo y barro de las Islas…

Ellas,

mancharon sus botas, sus uniformes,

sus cuerpos, sus manos y su alma

con la sangre de nuestros soldados.

Ellas,

los salvaron,

y también les cerraron los ojos

dándoles la Bendición, un beso en la frente,

la señal de la Cruz

y pidiendo a Dios por el descanso de su alma

mientras contenían el llanto

aunque por sus mejillas rodaban las lágrimas.

Ellas,

Nuestras Mujeres Enfermeras de Malvinas

izaron la bandera más noble, la del “Arte de Cuidar”…

“Suave como plumas y tan fuertes como el sonoro cañón son las manos de la enfermera que los cuidaron con amor”…

Por ELLAS, Prohibido Olvidar…